¿Se puede continuar viviendo tras haber visto el rostro de un hijo muerto?
Así comienza el segundo capítulo de esta historia que no sé bien cómo catalogar. Parecen dos obras distintas: una , la primera, profundamente reflexiva ; otra, ajena a todo lo anterior. Al final, ambas parecen unirse al retomar el tono del principio.
Me ha gustado y leeré más de este autor que descubrí hace solo un año , pero con el que llevo pasados muy buenos momentos.
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