Es la primera vez que una novela de este autor me decepciona. Si no fuera por la técnica a veces similar a la empleada en Conversación en La Catedral, diría que no la ha escrito él.
Tres historia que nada tienen que ver entre sí se hacen coincidir cogiéndose con alfileres, lo que destruye el interés por la acción.
A unos diálogos insulsos y a unas repeticiones excesivas les sigue un desenlace rápido en el que siempre se espera que ocurra algo que dé sentido a todo lo anterior. Pero no hay nada más que otra interminable descripción que parece servir al autor para exponer, como hace a lo largo de la novela, sus gustos musicales, pictóricos...
Ni siquiera está libre de incorrecciones gramaticales.
Lo dicho: decepcionante.
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